jueves, 21 de abril de 2011

EL ESTIERCOL Y EL UMBRAL DEL OLOR

Por nuestras manos penetra el olor del estiércol de vacuno. Nada repugnante, al contrario, el efecto sanador de las diversas hierbas que ingieren las vacas después del proceso de elaboración con sus enzimas bucales, estomacales e intestinales son armonizantes, no nos cabe duda.

Recuerdo un noticiero amarillista revelando la noticia de un campesino en Colombia que permitía que una vaca le pasara la lengua por su calvicie.  El campesino se mostraba contento porque logró que le apareciera nuevamente su cabellera.

Los japoneses han descubierto un perfume muy valioso proveniente del estiércol de vaca. Como el amor y el odio que en los extremos se tocan, así el mal olor y el perfume también. He pasado mucho tiempo oliendo varios tipos de perfumes de flores que de manera muy sutil proviene del estiércol de las vacas.

Cuando me lavo las manos una vez limpias, las coloco frente a mi boca para registrar mi aliento. Exhalo el olor del perfume de las numerosas hierbas y flores presentes en el estiercol que la vaca consume que han penetrado por las palmas de mis manos. Bendito el estiércol de vaca porque alimenta la tierra, espanta los mosquitos cuando es quemado, nos sirve para cocinar y a la vez para construir ladrillos de adobe y repellar paredes de las casas. Recuerdo que Karen Helsch gracias a la Terapia Homa pudo poner  a salvo su granja en la que la leche no presentaba contaminación durante la explosión de la planta nuclear de Chernobyl. Los cienticos le preguntaron si ella hacia algo para que la hierba y la leche de su granja no estuviera radiada y le dijo que ella hacia unos fuegos llamados Homa a la salida y la puesta exacta del sol. Que hacia un canto llamado mantra y que esto provenia del acervo cultural de los Vedas de hace 5,000 anos atr'as.

El estiércol de vaca absorbe la radiación y si hacemos  la Terapia Homa y comemos la ceniza también
absorbería la radiación instalada en nuestro cuerpo producida por los alimentos radiados que ingerimos.

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